
Credito: AVN
29/12/13.- Cuando dice que lleva el chavismo en las venas hay que
creerle. Era 1992, y el "por ahora" apenas comenzaba a convertirse en
leyenda, cuando Edgar del Valle Ordaz colocó en el parabrisas trasero de
su carro "Libertad para Chávez", sin importarle las consecuencias que
pudiera acarrearle en su trabajo.
"En esa época yo era taxista en el hotel Margarita Concorde, que era de los Gorrondona, y todo el mundo me decía que borrara el letrero porque me iban a botar. Pues no borré nada, porque ese hombre (Hugo Chávez) había arriesgado su prestigio como militar por salvar a este país. Este país era un barco que estaba a la deriva", evoca.
No borró la pinta, pero sí la modificó, porque dos años después, cuando el entonces presidente Rafael Caldera firmó el indulto de aquel rebelde que ya estaba en boca de todos los venezolanos, Edgar colocó en el parabrisas de su Dodge Valiant de 1969: "Viva Chávez". Y allí lo dejó por mucho tiempo. "Ahora se van a j...", le dijo a sus compañeros taxistas del Concorde.
En una de las visitas de Hugo Chávez a Nueva Esparta como candidato a la Presidencia, Edgar le ofreció llevarlo en su carro, pero él se negó gentilmente aduciendo que necesitaba ir en un vehículo descapotado para tener contacto con su pueblo.
Pero otro personaje sí abordó el taxi una vez: "En 1997 busqué en el aeropuerto al hoy presidente Nicolás Maduro, en compañía de William Izarra, quienes visitaron tierras neoespartanas para dar charlas sobre la Asamblea Constituyente".
Ya Chávez era presidente cuando comenzó a bromear sobre el célebre viejo avión presidencial, el "camastrón", lo que inspiró a Edgar del Valle bautizar su vehículo con ese nombre. Luego han sido muchos los kilómetros recorridos.
Actualmente, Edgar trabaja en la Clínica Bolivariana de El Espinal, municipio Díaz, haciendo "carreritas" sobre todo a los pacientes más necesitados y con alguna discapacidad. Pero claro, el camastrón bolivariano no es infalible, y en ocasiones tiene dificultades para cumplir su misión.
"Llevaba a una señora a cobrar su pensión cuando una piedra me reventó el parabrisas delantero y no pude continuar. Otras veces he tenido que parar por el motor, que está reparado, pero le hace falta una goma que no se consigue, así que le eché silicón negro. Otras veces le da por echar broma con la caja de velocidades, pero ahí vamos", enumera Edgar del Valle.
Aún así, el camastrón bolivariano puede ser visto a cualquier hora en muchas de las vías principales de la región insular. Por la extensa avenida Juan Bautista Arismendi, por la vía del Mercado de Conejeros, o por Punta de Piedras, cerca del terminal de ferrys. No se moviliza a gran velocidad. Va lento y contento.
Edgar reconoce que necesita otro vehículo pero nunca se concreta la gestión. Él piensa que el camastrón no quiere que lo cambien.
"Incluso he viajado a Caracas varias veces a gestionar créditos y no se dan. Yo le digo al camastrón que nunca lo voy a botar, que cuando tenga un carro nuevo, a él lo voy a tener bien cuidadito, estacionado. Pero no lo convenzo", afirma.
Mientras tanto, no hay nada que lo aleje del camino que se propuso recorrer cuando puso en el parabrisas "Libertad para Chávez".
"Cuando mi Comandante Chávez cumpla su primer año de fallecido, me llevaré el camastrón bolivariano al Cuartel de la Montaña para rendirle el tributo que se merece a este hombre que cambió a Venezuela para siempre", manifestó.
"En esa época yo era taxista en el hotel Margarita Concorde, que era de los Gorrondona, y todo el mundo me decía que borrara el letrero porque me iban a botar. Pues no borré nada, porque ese hombre (Hugo Chávez) había arriesgado su prestigio como militar por salvar a este país. Este país era un barco que estaba a la deriva", evoca.
No borró la pinta, pero sí la modificó, porque dos años después, cuando el entonces presidente Rafael Caldera firmó el indulto de aquel rebelde que ya estaba en boca de todos los venezolanos, Edgar colocó en el parabrisas de su Dodge Valiant de 1969: "Viva Chávez". Y allí lo dejó por mucho tiempo. "Ahora se van a j...", le dijo a sus compañeros taxistas del Concorde.
En una de las visitas de Hugo Chávez a Nueva Esparta como candidato a la Presidencia, Edgar le ofreció llevarlo en su carro, pero él se negó gentilmente aduciendo que necesitaba ir en un vehículo descapotado para tener contacto con su pueblo.
Pero otro personaje sí abordó el taxi una vez: "En 1997 busqué en el aeropuerto al hoy presidente Nicolás Maduro, en compañía de William Izarra, quienes visitaron tierras neoespartanas para dar charlas sobre la Asamblea Constituyente".
Ya Chávez era presidente cuando comenzó a bromear sobre el célebre viejo avión presidencial, el "camastrón", lo que inspiró a Edgar del Valle bautizar su vehículo con ese nombre. Luego han sido muchos los kilómetros recorridos.
Actualmente, Edgar trabaja en la Clínica Bolivariana de El Espinal, municipio Díaz, haciendo "carreritas" sobre todo a los pacientes más necesitados y con alguna discapacidad. Pero claro, el camastrón bolivariano no es infalible, y en ocasiones tiene dificultades para cumplir su misión.
"Llevaba a una señora a cobrar su pensión cuando una piedra me reventó el parabrisas delantero y no pude continuar. Otras veces he tenido que parar por el motor, que está reparado, pero le hace falta una goma que no se consigue, así que le eché silicón negro. Otras veces le da por echar broma con la caja de velocidades, pero ahí vamos", enumera Edgar del Valle.
Aún así, el camastrón bolivariano puede ser visto a cualquier hora en muchas de las vías principales de la región insular. Por la extensa avenida Juan Bautista Arismendi, por la vía del Mercado de Conejeros, o por Punta de Piedras, cerca del terminal de ferrys. No se moviliza a gran velocidad. Va lento y contento.
Edgar reconoce que necesita otro vehículo pero nunca se concreta la gestión. Él piensa que el camastrón no quiere que lo cambien.
"Incluso he viajado a Caracas varias veces a gestionar créditos y no se dan. Yo le digo al camastrón que nunca lo voy a botar, que cuando tenga un carro nuevo, a él lo voy a tener bien cuidadito, estacionado. Pero no lo convenzo", afirma.
Mientras tanto, no hay nada que lo aleje del camino que se propuso recorrer cuando puso en el parabrisas "Libertad para Chávez".
"Cuando mi Comandante Chávez cumpla su primer año de fallecido, me llevaré el camastrón bolivariano al Cuartel de la Montaña para rendirle el tributo que se merece a este hombre que cambió a Venezuela para siempre", manifestó.
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