Los temas o agendas de la guerra sicológica
Desde mediados de
la década de los años 70, del pasado siglo XX, se viene desarrollando el
denominado enfoque de “agenda setting”. Este enfoque desarrollado en
EEUU, señala que los medios no nos dicen como pensar, sino “sobre qué
pensar”. Se trata de entender que los medios de comunicación (impresos,
audiovisuales o webs/blogs) señalan un conjunto de temas, que son
repetidos automáticamente, construyendo una “agenda” temática que es
repetida por la “agenda política” (los actores políticos con visibilidad
en los medios y la vida pública) como en la “agenda pública” (la que
maneja el ciudadano común).
La agenda setting, muestra como
desde los medios se “selecciona” – a través de los periodistas, y de los
jefes de información o responsables de medios- cuales temas aparecen en
el día a día, permanecen o desaparecen en los noticiarios, en la prensa
o en las páginas web o redes sociales. Se trata de “direccionar” las
expresiones de los actos de habla de cada ciudadano. Se trata de
establecer una línea de dirección de las discusiones, comentarios y
análisis que hacemos en nuestra vida cotidiana. Todos los estudios
realizados – Latinobarómetro, Datanálisis y otros- demuestran que cada
vez con mayor frecuencia, en toda Nuestra América los ciudadanos se
informan según lo que es comentado y reseñado en los medios impresos y
audiovisuales. Es sobre este estudio – que corresponde a una realidad
concreta- que desde los EEUU se adelanta las Operaciones de Guerra
Sicológicas (OPGUS) contra Venezuela.
Medios de Comunicación
como El Nacional, El Universal, Tal Cual, diarios de circulación
regional como El Impulso, La Verdad, El Carabobeño, Amanecer, Versión
Final, siguen este enfoque de agenda setting, sobre todo relacionado con
un conjunto de temas que podemos enumerar: 1) la salud precaria del
presidente, 2) la existencia de disputas internas para definir el
sucesor de Chávez, 3)los problemas de inseguridad de los venezolanos, 4)
las carencias en el cumplimiento de los programas públicos del
Gobierno, 5) la próxima (y segura) crisis alimentaria (leche, carne,
café, entre otros rubros claves) y 6) fallas en el servicio público
(electricidad, transporte, agua). Todos esos temas conllevan a una misma
operación de guerra sicológica: el fracaso inevitable del proyecto
bolivariano y por lo tanto, de la construcción de una respuesta
contrahegemónica al capitalismo. Esos temas de agenda, vienen
acompañados de otros sub-temas, enmarcados en el mismo enfoque de “
agenda setting ” : 1) el carácter “ popular ” de la candidatura de
Capriles Radonski, 2) la captación del descontento “ interno ” dentro de
las filas del PSUV, procurando un “ goteo ” de líderes importantes
(gobernadores, alcaldes, concejales, diputados, funcionarios públicos de
importancia) y 3) la posibilidad de una “ transición ” no traumática
post-Chávez. Se trata de una estrategia, destinada no a los sectores “
duros ” – militantes, con claridad política- del PSUV, sino aquellos
grupos que se han “ adherido ” oportunamente al beneficio de las
políticas del proyecto bolivariano, pero que carecen de un verdadero
compromiso revolucionario. Se trata de avanzar sobre las confusiones y
la falta de claridad, derivadas de las carencias y debilidades en la
formación política, que sí bien ha sido intentado ser superado a través
del Sistema de Formación Socio-Política, no ha tenido el éxito esperado.
Debe entenderse además, que el contexto internacional, con un
precio del petróleo por encima de los 100 US$, con las necesidades de
elevar la popularidad del presidente Obama, inventándose nuevos
conflictos que motoricen el “ patriotismo ” del pueblo norteamericano en
un momento electoral, aunado a hechos concretos internos de la dinámica
venezolana, manifestado por el innegable liderazgo carismático de
Chávez que “ nubla y oscurece ” el débil discurso de Capriles, la brecha
entre la intención de voto en el escenario polarizado Chávez/Capriles.
Estas condiciones generan desesperación y alarma en los círculos y redes
opuestas – y en plena acción conspirativa- contra el gobierno
venezolano. Esta situación ya ha tenido paralelismos en nuestro país:
debe recordarse que en los años 2001-2002 se dio un proceso de
movilización y agresión violenta (Fedecamaras/CTV/Gente del petróleo)
que precedió las acciones del golpe de abril de 2002 y el paro
petrolero, basándose en situación de presión social (paralización de la
industria petrolera, asesinatos selectivos que impulsen una reacción
social) y el “ goteo ” de personajes ligados al gobierno (Luís
Miquilena, militares y políticos).
Por ello, las operaciones de
guerra sicológica (OPGUS) vienen perfectamente articuladas y
sincronizadas, más aún en el caso venezolano, donde vemos una acción
externa – marcada por anuncios sobre la inevitabilidad del desenlace
mortal de la salud de Chávez- y otra interna – marcada por “ mostrar ”
un candidato opositor joven y sano, que contrasta con un presidente “
enfermo- buscando con ello lograr alcanzar el desplazamiento del poder a
los militantes del proyecto bolivariano. El manejo de crisis del
derrame en Monagas, la alarma sobre la calidad del agua, la “ salida ”
del Gobernador de Monagas, la visibilización de un Capriles grabado
jugando futbol o baloncesto, rumores sobre el deterioro de Chávez, son
sólo parte de las acciones iniciales de esta nueva etapa de Guerra
Sicológica que antecede el escenario electoral del 7-O. Debemos estar
atentos al accionar de esta agenda de medios y sus ejecutores en
Venezuela y el exterior.
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